Retraso del lenguaje en niños: señales de alerta y cómo medirlas con Reynell

El desarrollo del lenguaje es una de las habilidades más complejas y determinantes en la infancia. A través del lenguaje, los niños aprenden a comunicarse, organizar el pensamiento y comprender el mundo que los rodea.
Sin embargo, algunos pequeños no alcanzan los hitos del lenguaje infantil esperados para su edad. Cuando esto sucede, puede tratarse de un retraso del lenguaje, un desafío que afecta entre el 7 y el 10 % de los niños en edad preescolar (American Speech-Language-Hearing Association [ASHA], 2023).

Detectarlo a tiempo es clave para intervenir de forma adecuada y evitar consecuencias en la comunicación, la lectura, la escritura y el desarrollo emocional.

¿Qué es el retraso del lenguaje infantil?

El retraso del lenguaje ocurre cuando un niño desarrolla sus habilidades lingüísticas —comprensión, vocabulario o expresión verbal— más lentamente de lo esperado para su edad.
No se trata solo de “hablar tarde”, sino de presentar dificultades persistentes para comprender, estructurar o producir lenguaje.

Existen dos grandes tipos de retraso lingüístico:

  • Retraso lingüístico receptivo: dificultades para entender lo que se escucha o se lee.

  • Retraso lingüístico expresivo: dificultades para expresar pensamientos, ideas o sentimientos de forma verbal.

Según Bishop et al. (2017), cuando estas dificultades no se detectan ni se tratan a tiempo, pueden evolucionar hacia un trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) o afectar el rendimiento académico a largo plazo.

Señales de alerta del retraso del lenguaje en niños

La detección temprana depende de la observación cuidadosa de padres, docentes y especialistas. A continuación, algunas señales de alerta por etapas del desarrollo:

Entre 12 y 24 meses:

  • No balbucea o produce pocos sonidos.

  • No responde a su nombre ni comprende instrucciones simples.

  • No dice palabras reconocibles.

Entre 2 y 3 años:

  • Usa menos de 50 palabras o no combina dos palabras.

  • No entiende preguntas sencillas (“¿Dónde está tu pelota?”).

  • Se comunica principalmente con gestos.

Entre 4 y 5 años:

  • Dificultad para articular sonidos o formar oraciones completas.

  • Omite sílabas o cambia sonidos (“pato” por “tato”).

  • Le cuesta narrar o contar experiencias.

De 6 años en adelante:

  • Dificultades para leer o escribir.

  • Problemas para comprender instrucciones complejas.

  • Baja autoestima o frustración al comunicarse.

Según el National Institute on Deafness and Other Communication Disorders (NIDCD, 2022), si a los 3 años un niño no ha desarrollado frases cortas o muestra escasa comprensión, se recomienda una evaluación del lenguaje infantil profesional.

¿Por qué se produce el retraso del lenguaje?

Las causas pueden ser diversas:

  • Falta de estimulación lingüística.

  • Pérdida auditiva parcial o intermitente.

  • Trastornos del neurodesarrollo (como TDAH o TEA).

  • Factores genéticos o familiares.

  • Exposición a múltiples idiomas sin acompañamiento estructurado.

Estudios recientes (Rescorla, 2011) destacan que incluso en casos leves, la ausencia de una intervención temprana puede generar rezago en comprensión lectora y escritura, así como dificultades en la interacción social.

Cómo medir el retraso del lenguaje infantil

El diagnóstico del lenguaje no se basa solo en la observación. Es necesario aplicar pruebas estandarizadas y científicamente validadas que evalúen las distintas dimensiones del lenguaje:

  • Lenguaje receptivo: qué tanto comprende el niño.
  • Lenguaje expresivo: cómo comunica sus ideas.
  • Fonología y morfología: articulación, pronunciación y estructura de palabras.
  • Semántica: comprensión del significado.
  • Pragmática: uso del lenguaje en contextos sociales.

Estas evaluaciones permiten obtener un perfil lingüístico completo y distinguir entre un simple retraso evolutivo o un trastorno persistente.

Cómo las Escalas de Reynell de Desarrollo del Lenguaje ayudan en la evaluación

Las Escalas de Reynell son una herramienta científica diseñada para evaluar la comprensión auditiva y la expresión verbal en niños de 2 a 7 años.
Su metodología combina la precisión de una prueba psicométrica con la naturalidad del juego, lo que permite obtener resultados válidos sin generar ansiedad en el niño.

  • Beneficios principales:
    • Evalúa las bases del lenguaje desde la comprensión hasta la producción oral.
    • Permite detectar retrasos lingüísticos receptivos y expresivos.
    • Genera perfiles individuales para orientar la intervención.
    • Su aplicación tipo juego favorece la colaboración del niño.
    • Basada en décadas de evidencia científica y validada internacionalmente.

“La combinación de rigor psicométrico y aplicación lúdica hace que las Escalas de Reynell sean una de las herramientas más fiables para la evaluación del lenguaje infantil” (Giunti Psychometrics, 2023).

Conclusión

Detectar un retraso del lenguaje en niños a tiempo puede cambiar su futuro académico, social y emocional.
Las Escalas de Reynell ofrecen una forma confiable, práctica y científica de medir las habilidades lingüísticas, identificar las áreas de dificultad y diseñar intervenciones específicas que impulsen el desarrollo.

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